La Guerra de Corea fue un conflicto bélico entre Corea del Norte y Corea del Sur que se desarrolló entre el 25 de junio de 1950 y el 17 de julio de 1953. Ambos beligerantes fueron apoyados por potencias extranjeras afines a su ideología: comunista y capitalista respectivamente. Se considera que fue la vez que más cerca estuvieron Estados Unidos y la Unión Soviética de un enfrentamiento bélico directo entre ambas, en el transcurso de la llamada Guerra Fría.
A la finalización de la Segunda Guerra Mundial, la península de Corea, antigua posesión japonesa, fue ocupada por la Unión Soviética y Estados Unidos tomando como línea de división el paralelo 38º. El estallido de la guerra fría tuvo como resultado la partición de este país en dos estados: en el norte, se estableció en 1948 la "República popular de Corea", régimen comunista dirigido por Kim Il Sung; en la mitad sur de Corea, se creó la "República de Corea", régimen autoritario dirigido por Syngman Rhee, fuertemente anticomunista.
El triunfo de la revolución comunista en China el 1 de octubre de 1949 alteró completamente el equilibrio geoestratégico de Asia. Stalin, que venía de sufrir serios reveses en Europa (fracaso del bloqueo de Berlín o el cisma yugoslavo), no pudo resistir la tentación de recuperar terreno en Asia y dio su aprobación a un ataque norcoreano a Corea del Sur.
Así, el 25 de junio de 1950, las tropas de Kim Il Sung atravesaron el paralelo 38º y avanzaron hacia el sur, arrasando prácticamente a las fuerzas surcoreanas, que apenas pudieron replegarse en torno a Busan.
La reacción norteamericana, para la sorpresa de Stalin, fue inmediata. Washington pidió la convocatoria del Consejo de Seguridad de la ONU y consiguió un mandato para ponerse al frente de un ejército que hiciera frente a la agresión norcoreana. La ausencia del delegado soviético, que había rechazado asistir a las reuniones del Consejo como protesta por la negativa norteamericana de aceptar a la China Popular en él, propició esta resolución.
Las tropas multinacionales de la ONU, en la práctica el ejército norteamericano al mando del general MacArthur, recuperaron rápidamente el terreno perdido gracias a la absoluta superioridad aérea y controvertidas operaciones de bombardeo masivo que ocasionaron miles de víctimas civiles entre ambos bandos (tal y como señala Charles Hanley, Premio Pullitzer en el año 2000 por su cobertura de la masacre en No Gun Ri). El 19 de octubre Pyongyang, la capital de Corea del Norte, cayó en manos de las fuerzas de la ONU.
Tres días antes, el 16 de octubre, tropas chinas con masivo apoyo militar soviético penetraron en Corea haciendo retroceder al ejército norteamericano. El 4 de enero de 1951, las tropas comunistas retomaron Seúl.
En ese momento, MacArthur propuso el bombardeo atómico del norte de China. Tanto el presidente estadounidense Harry S. Truman como la mayoría del Congreso reaccionaron alarmados ante una reacción que podía llevar al enfrentamiento nuclear con la URSS. En un enfrentamiento cada vez más abierto, Truman destituyó a MacArthur entre las protestas de la derecha republicana y lo sustituyó por el general Ridgway.
La URSS por su parte manifestó su intención de no intervenir en el conflicto y su deseo de que coexistieran dos sistemas diferentes en la península. El "empate militar" llevó a la apertura de negociaciones que concluirían en julio de 1953, poco después de la muerte de Stalin, con la firma del Armisticio en Panmunjong. En él se acordó una nueva línea de demarcación que serpentea en torno al paralelo 38º, que se sigue manteniendo.
En cuanto al coste de vidas, fue muy alto; se estima que Corea del Sur y sus aliados tuvieron cerca de 778.000 muertos, heridos y mutilados, mientras que el bando de Corea del Norte tuvo entre 1.187.000 a 1.545.000, además de 2,5 millones de civiles muertos o heridos, 5 millones quedaron sin hogar y más de 2 millones de refugiados. Convirtiéndola en una de las guerras más sangrientas desde la Segunda Guerra Mundial.[1] Unos 54.000 estadounidenses y 500.000 chinos murieron en la guerra.
A la finalización de la Segunda Guerra Mundial, la península de Corea, antigua posesión japonesa, fue ocupada por la Unión Soviética y Estados Unidos tomando como línea de división el paralelo 38º. El estallido de la guerra fría tuvo como resultado la partición de este país en dos estados: en el norte, se estableció en 1948 la "República popular de Corea", régimen comunista dirigido por Kim Il Sung; en la mitad sur de Corea, se creó la "República de Corea", régimen autoritario dirigido por Syngman Rhee, fuertemente anticomunista.
El triunfo de la revolución comunista en China el 1 de octubre de 1949 alteró completamente el equilibrio geoestratégico de Asia. Stalin, que venía de sufrir serios reveses en Europa (fracaso del bloqueo de Berlín o el cisma yugoslavo), no pudo resistir la tentación de recuperar terreno en Asia y dio su aprobación a un ataque norcoreano a Corea del Sur.
Así, el 25 de junio de 1950, las tropas de Kim Il Sung atravesaron el paralelo 38º y avanzaron hacia el sur, arrasando prácticamente a las fuerzas surcoreanas, que apenas pudieron replegarse en torno a Busan.
La reacción norteamericana, para la sorpresa de Stalin, fue inmediata. Washington pidió la convocatoria del Consejo de Seguridad de la ONU y consiguió un mandato para ponerse al frente de un ejército que hiciera frente a la agresión norcoreana. La ausencia del delegado soviético, que había rechazado asistir a las reuniones del Consejo como protesta por la negativa norteamericana de aceptar a la China Popular en él, propició esta resolución.
Las tropas multinacionales de la ONU, en la práctica el ejército norteamericano al mando del general MacArthur, recuperaron rápidamente el terreno perdido gracias a la absoluta superioridad aérea y controvertidas operaciones de bombardeo masivo que ocasionaron miles de víctimas civiles entre ambos bandos (tal y como señala Charles Hanley, Premio Pullitzer en el año 2000 por su cobertura de la masacre en No Gun Ri). El 19 de octubre Pyongyang, la capital de Corea del Norte, cayó en manos de las fuerzas de la ONU.
Tres días antes, el 16 de octubre, tropas chinas con masivo apoyo militar soviético penetraron en Corea haciendo retroceder al ejército norteamericano. El 4 de enero de 1951, las tropas comunistas retomaron Seúl.
En ese momento, MacArthur propuso el bombardeo atómico del norte de China. Tanto el presidente estadounidense Harry S. Truman como la mayoría del Congreso reaccionaron alarmados ante una reacción que podía llevar al enfrentamiento nuclear con la URSS. En un enfrentamiento cada vez más abierto, Truman destituyó a MacArthur entre las protestas de la derecha republicana y lo sustituyó por el general Ridgway.
La URSS por su parte manifestó su intención de no intervenir en el conflicto y su deseo de que coexistieran dos sistemas diferentes en la península. El "empate militar" llevó a la apertura de negociaciones que concluirían en julio de 1953, poco después de la muerte de Stalin, con la firma del Armisticio en Panmunjong. En él se acordó una nueva línea de demarcación que serpentea en torno al paralelo 38º, que se sigue manteniendo.
En cuanto al coste de vidas, fue muy alto; se estima que Corea del Sur y sus aliados tuvieron cerca de 778.000 muertos, heridos y mutilados, mientras que el bando de Corea del Norte tuvo entre 1.187.000 a 1.545.000, además de 2,5 millones de civiles muertos o heridos, 5 millones quedaron sin hogar y más de 2 millones de refugiados. Convirtiéndola en una de las guerras más sangrientas desde la Segunda Guerra Mundial.[1] Unos 54.000 estadounidenses y 500.000 chinos murieron en la guerra.
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